En el tiempo que conocí a Ricardo Flores Martinez, debo decir que siempre me pareció un tanto odioso, cínico, oportunista y sobre todo neurótico. A pesar de ello era de mis amigos. Alguna ocasión tuve una pelea con él, pero en general todo el tiempo fuimos buenos amigos, aunque debo decir que siempre fui cuidadoso con su trato. Muchas veces me pregunté si era muy inteligente o muy tonto. Sus acciones y razonamientos eran difíciles de entender, como por ejemplo el día que Argentina eliminó a México del munidal del 2002 él llevaba una playera de Argentina; o como cuando en pleno 1 de junio vestía con dos suéteres empalmados. Como es común, algún tiempo después sufrí alguna desilusión acerca de su amistad y nos distanciamos.
El domingo pasado lo topé con su esposa y una bebé recién nacida, al saludarlo su cuerpo no respondió, o mejor dicho su brazo. Una semana antes de su boda sufrió "algo" cerebral, según yo debido al estrés, al enterarme fue tema de importancia para mí, sin embargo al pasar la boda y el tiempo, confieso, lo olvidé, lo olvidé hasta el día domingo pasado, al darme cuenta de las secuelas permanentes, pienso yo, que le habrá costado el sacar a tiempo piezas de cocina o reguladores de temperatura o lo que sea que fabricaran en la maquiladora en la que trabaja aunado a pagar a tiempo las flores y la música de su boda y que se yo demás problemas con los que se lidean y con los que otros colapsan.
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