Shattered, The cranberries.
Hoy llegué a instalar la persiana de la señora Escobedo. Me abrió su esposo, un señor tipo albino y viejo. Platicamos un poco y le recomendé quitar la cortina que ya era vieja. Al cabo de aproximadamente diez minutos me avisó que ya debía irse, pero que cualquier cosa ahí se quedaba la sirvienta y se alejó. Caminó menos de diez pasos, yo supongo, y escucho que le dice a la sirvienta -estate al pendiente... por los libros-
Debo confesar que me sentí un tanto alagado de que pensara que si podía robarme algo, serían los libros de su biblioteca.
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